La tragedia de Marin County y su ERP fallido

En implementaciones críticas, la verdadera luz no viene del tamaño de la marca, sino de su capacidad para entender, adaptarse y construir sobre terreno firme.

Víctor Alonso Martínez, CEO de Veyron. Foto: cortesía. Portal ERP México.

En 2005, el condado de Marin, en California, tomó una decisión que parecía, en papel, un paso hacia el futuro: adoptar un sistema ERP de gran escala para modernizar sus procesos de finanzas y recursos humanos. Eligieron a X ERP, uno de los gigantes de la industria, acompañados de una firma de consultoría de renombre internacional. Lo que parecía un sendero hacia la eficiencia terminó siendo un descenso controlado hacia la oscuridad administrativa.

De promesa a pesadilla 

El proyecto nació con un objetivo claro: automatizar y simplificar procesos clave. Sin embargo, casi desde el primer movimiento, el sistema reveló grietas que crecían como fisuras en una antigua mansión abandonada.

Tareas esenciales como la generación de reportes financieros se convirtieron en laberintos imposibles. Los costos, como espectros liberados, crecían sin control, mientras los plazos parecían desvanecerse como humo bajo la puerta.

Para 2009, una investigación reveló el saldo de este error:

• 30 millones de dólares consumidos.
• Incapacidad para emitir estados financieros.
• Paralización de procesos críticos de administración pública.

Más del autor: ERP fallidos que llevaron al sacrificio empresarial

Cuando el tamaño oscurece el juicio

Una de las raíces del desastre fue asumir que el más grande era automáticamente el más adecuado.

• El sistema elegido no se adaptaba a las particularidades de Marin.
• El equipo de consultoría carecía de experiencia real con el ERP, revelando la peligrosa práctica de prometer expertos y entregar aprendices en campo.

El nombre y la reputación, que inicialmente parecían un faro en la niebla, terminaron siendo fuegos fatuos, seductores pero traicioneros.

30 millones consumidos y apenas un eco de recuperación

En su intento por resarcirse, Marin County demandó a la firma de consultoría por 35 millones de dólares. El veredicto: sólo 3.9 millones recuperados, un eco tenue frente al abismo de lo perdido.

Lecciones grabadas en piedra

1. El renombre no garantiza la salvación: Un ERP debe adaptarse a las necesidades reales, no brillar en las campañas publicitarias.
2. El equipo lo es todo: No basta con la promesa; es indispensable verificar la experiencia de quienes estarán en el terreno. 
3. Control o condena: La organización debe conservar el control sobre las decisiones críticas del proyecto. 
4. Costo oculto: el verdadero monstruo: Más allá del precio inicial, acechan los costos de personalización, soporte y capacitación.

Reflexión final 

El caso de Marin County recuerda que, en tecnología no todo lo que brilla es oro, y que seguir ciegamente al más grande puede conducir, no a la cima prometida, sino a un castillo vacío, envuelto en bruma.  En implementaciones críticas, la verdadera luz no viene del tamaño de la marca, sino de su capacidad para entender, adaptarse y construir sobre terreno firme.

Y aún más importante: este caso también evidencia una realidad incómoda del mercado: cuando las empresas pequeñas fallan, pueden desaparecer. Cuando fallan las grandes, rara vez pierden. Tienen ejércitos de abogados expertos que amortiguan cualquier golpe. Incluso cuando se prueban errores y daños, la consecuencia suele ser devolver una fracción simbólica de lo cobrado, sin tocar sus cimientos ni su reputación.

Esto deja a los clientes no solo con una pérdida financiera, sino con una amarga lección sobre cómo el desequilibrio de poder se paga doble: primero al contratar, y después al intentar reparar.