El Naufragio Digital: El ERP que casi Hundió a la Marina
Publicado por Víctor Alonso Martínez, CEO de Veyron en 11/03/2025 en ArtículoUna mala gestión, premisas incorrectas y expectativas irreales de un sistema ERP llevaron el proyecto de la Marina al fracaso.
Por: Víctor Alonso Martínez, CEO de Veyron. Foto: cortesía. Portal ERP México.
Una noche de 1998 en el cuartel de sistemas de la Marina de los Estados Unidos. Los altos mandos estaban apostando todo en un nuevo sistema ERP que prometía eficiencia, control y modernización. Pero en el fondo del código, en los oscuros túneles de la infraestructura digital algo siniestro estaba oculto.
El Inicio del Horror
Todo comenzó con una promesa: integrar todos los sistemas de la Marina desde mantenimiento hasta finanzas en una plataforma única, omnisciente y todopoderosa. Esta plataforma estaría compuesta por un sistema ERP y tres sistemas especializados que al integrarse proporcionarían una visibilidad sin precedentes sobre los inventarios, la logística y la planificación de recursos. La orden fue dada y el proceso de implementación zarpó... directamente hacia el naufragio.
Primer presagio: A tirar peso del barco
La implementación navegaba con viento en contra, hasta que la tormenta se desató de golpe. Dada la dificultad de manejar la masiva cantidad de datos existentes, la Marina decidió reducir el alcance del proyecto y únicamente cubrir el componente financiero de la organización y así, tratar de mantenerlo manejable y asequible. A pesar de las advertencias de expertos y consultores que trataron de encender la luz en la penumbra, la Marina avanzó, confiando en que la tormenta pasaría. Pero el problema no era la tormenta; era el barco mismo, agujereado hasta el alma.
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Segundo presagio: El tiempo se congeló
A medida que se implementaban los sistemas, se hizo evidente que el sistema central y los demás sistemas que serían interfazados eran demasiado limitados por naturaleza y que no cumplirían con las expectativas de rendimiento de las fuerzas armadas. Según un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO, por sus siglas en inglés), los sistemas eran redundantes e incompatibles entre sí. Como tales, eran insuficientes para cumplir con los requisitos de la Armada.
Para corregir el problema y salvar el proyecto, la Armada reestructuró su enfoque. La entidad gastó alrededor de 800 millones de dólares más para consolidar los cuatro proyectos en una única plataforma ERP monolítica. Se suponía que este sistema entraría en funcionamiento en 2011.
El sistema nunca logró integrarse correctamente. El barco entró al triángulo de las Bermudas digital: datos desaparecidos, errores inexplicables y procesos que, en lugar de automatizar, entorpecían aún más las operaciones. Los oficiales de la Marina se encontraban atrapados en un laberinto de interfaces torpes y funcionalidades a medio cocinar. El sistema que debía traer orden se convirtió en un caótico mar de frustración y desesperación.
El Naufragio: 1,800 Millones de Dólares Perdidos en el Abismo
Lo que siguió fue una de las implementaciones más costosas y fallidas en la historia de los sistemas de planificación empresarial. Con un gasto total de 1,800 millones de dólares, el proyecto se convirtió en un monstruo insaciable que devoró recursos y tiempo sin producir resultados.
Los Fantasmas del Pasado y la Decisión Final
Después de años de lucha, la verdad se hizo evidente: no había forma de salvar el proyecto. La Marina finalmente tomó la temida decisión: cancelarlo por completo.
Los ecos del fracaso resonaron en el ecosistema tecnológico. ¿Cómo fue posible que un proyecto ejecutado con el respaldo de tres firmas de consultoría globales, que fueron las implementadoras e integradoras del proyecto, y un sistema que se catalogaba a sí mismo como el más grande del mundo terminara en un desastre colosal? La respuesta era la misma de siempre: mala gestión, premisas incorrectas, expectativas irreales de un sistema que nunca debió zarpar.
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Lecciones desde el fondo del abismo
Como en toda historia de terror, hay moralejas que los sobrevivientes deben recordar:
- Nunca subestimes los sistemas heredados: Son como espectros del pasado: difíciles de erradicar y más resistentes de lo que imaginas.
- Los costos ocultos siempre emergen: Lo que comienza como una inversión prometedora puede convertirse en una maldición interminable.
- Un ERP no es magia, es estrategia: Sin una planificación realista y una implementación cuidadosa, un ERP no salvará a nadie. Al contrario, puede hundir hasta el barco más grande.
- No es un tema solamente de dinero: Cuando se tiene suficiente dinero todo se vuelve peligroso. Se puede creer que puedes contratar a los más grandes, pero no siempre eso asegura tener a los mejores.
- También se necesita coraje: No solo se trata de dinero o tecnología, sino de valentía. Se necesitaron 13 años para que alguien tuviera el valor de detener el desastre. ¿Cuántos proyectos siguen hundiéndose en silencio porque nadie se atreve a hablar?
En las profundidades de la transformación digital, el fracaso acecha a los incautos. La historia del ERP de la Marina es solo una de muchas. ¿Quién será la próxima víctima en este océano de promesas incumplidas y pesadillas tecnológicas?